domingo, 29 de enero de 2012

Salazar #5

Empecemos en el 2000

El comienzo del tercer siglo, después del nacimiento de un curioso personaje, donde se afirmó por primera vez durante la vida de Salazar que el mundo terminaría, es donde comienza Salazar a rendir fruto sobre sí mismo.
Siendo ya un ser en formación, él encontró un buen camino y era escoltado diariamente hacia él: la casa de la cultura de Azén, su ciudad natal.

Cambió el hábito de ser un niño normal, un adorador más de la televisión, para comenzar así una vida en un lugar lleno de posibilidades, sin nada más que hacer fué fuertemente seducido por ese mar de posibilidades que encontraba, fue así como tocó por primera vez un Violoncelo, un tablero de Ajedrez y un gis pastel, fue tan rápido el cambio que, para cuando pudo darse cuenta de la nueva dirección de su vida, se encontraba ya en las finales estatales del torneo de Ajedrez, tenia un asiento con su nombre en la sección de cuerdas de la orquesta infantil de Azén y sus pinturas habían formado ya parte de las exposiciones del centro.

Era al fin reconocido, se salvó así de caer en la locura, expresaba siempre esa melancolía por no haber recibido una razón para sonreír. Él notó que los otros niños llegaban en brazos de sus padres, mientras se sentaba en el centro del jardín para esperar su clase, siempre llegó antes que los demás a donde los demás querían llegar,  pero también notó que en cuanto de separaban de sus padres iban con él, ¿Qué razón existía para que un grupo de similares fueran con alguien tan diferente?

Gracias al ajedrez obtuvo algo que siempre fue su gran arma y castigo: el razonamiento, que acompañado del fruto del club de lectura: cultura, comenzaría en él la cróníca de su vida, el mismo ser en situaciones diversas, al fin lo que llamamos vida.

Eran 6 horas diarias de transformación de un niño común a un artista y un lector empedernido, primero la clase de pintura, luego la de ajedrez, música y al final lectura. A los 2 meses de estar ahí era conocido por los padres de todos sus compañeros y directivos del lugar, de ellos recibió muchos regalos.

Un día sentado en el jardín, cerró los ojos pues llevaba mucho tiempo leyendo y se encontraba cansado, escuchó a una familia pasar y decir "pobre niño", a pesar de todo no mudó la expresión. Al poco rato su maestro de pintura hablo con él:

-Salazar, ¿No crees que pasas mucho tiempo aquí?- preguntó.
-¿Le incomodo?
-No es eso, solo que...
-Usted me está incomodando
-Perdona, pero solo quería decirte que no conozco a tus padres
-Yo tampoco, ¿Qué pasa con eso?
-Que no esta bien
-¿Usted lo está?
-Pues solo pregunto por ellos
-¿Para qué?
-¿Te sientes solo?
-Me siento incómodo
-¿Alguien te cuida?
-¿Cuidarme?
-Si, alimentarte, llevarte a la escuela y escucharte
-Pues no, ¿Usted lo hará?
-No
-¿Qué quiere entonces?
-Que seas feliz
-Yo también quiero ser feliz y se lo deseo a usted, gracias por preocuparse
-Tú eres un niño y mereces que te atiendan y el amor de una familia
-Tengo una alfombra y tantas cosas para entretenerme que no quiero nada más
-Pero eso no esta bien
-Nadie lo está
-Quiero que seas feliz
-[...]
-¿No quieres ser como los demás?
-Nunca, con su permiso- dice molesto y se va.

No hay comentarios:

Publicar un comentario