martes, 31 de enero de 2012

Salazar #6

Me levanté rápido y caminé aún más, tan rápido que siempre tenia un pie debajo del otro,
me senté junto a una fuente y rápidamente saque mi pedazo de carbón, comencé el bosquejo,
un despojo de emociones, suavemente me deshacía con trazos violentos sobre el papel.
A diferencia de otras ocasiones, no me conformé con gritar y patalear, estaba tan molesto que mis gritos, rasgarían mi garganta antes de haber expresado una mínima parte de mi rencor.

En ese momento todo fue muy tenebroso, el lápiz me entendía y el papel me dejaba ver claramente, lo que dentro de mí no entendía, lentamente todo tomaba forma, el primer dibujo que expresaba sentimientos al punto del colapso y entre tantas lineas de frustración, entre montañas y lo que parecían torres de asedio el resultado parecía un ángel. Al verlo quedé maravillado, comencé a tartamudear mientras veía su rostro. <<¿Un ángel? No, no puede ser eso...es... es una mujer con alas, ella debe de existir en algún sitio... yo lo sé>> Era hermosa, una mujer con los ojos brillantes, grandes y poco separados, una nariz pequeña y unos labios pintados con el más fino pincel sobre su rostro, delgados, a un solo trazo del rojo más vivo, más vivo que el acero ardiente y entonces mis tartamudeos sonaron como un... I... I-Iiiii....Iss...

Desperté.l

Otra vez mi madre gritando desde la recamara de al lado...
-Levántate holgazán.
-Ya voy, hazme el favor de dejar de gritar como si estuvieses en llamas <<no estaría mal>>-
-No digas estupideces levántate
-Ya voy <<¡Mierda!>>

Una vez más me espantó un sueño, que bueno, quería despertar... pero... ¿Por qué de pronto me puse a revivir mi infancia en un sueño?, y además... ¿Qué hacia Issabelle allí?, ¿Ya habrá terminado su coraje conmigo?, ¿Qué le diré esta vez?.

Recuerdo que desde ese día, aquel primer paso... ese dibujo lleno de odio, esperanza y frustración, el despertar ha sido igual un sin fin de preguntas,¿Por qué es que pienso tanto?, ¿Los demás pensaran igual?, lo dudo, ellos siempre sonríen, pero no vale la pena... ellos no pintan como yo y siempre dicen que quieren ser como yo, quizás algún día yo también pueda sonreír...

domingo, 29 de enero de 2012

Salazar #5

Empecemos en el 2000

El comienzo del tercer siglo, después del nacimiento de un curioso personaje, donde se afirmó por primera vez durante la vida de Salazar que el mundo terminaría, es donde comienza Salazar a rendir fruto sobre sí mismo.
Siendo ya un ser en formación, él encontró un buen camino y era escoltado diariamente hacia él: la casa de la cultura de Azén, su ciudad natal.

Cambió el hábito de ser un niño normal, un adorador más de la televisión, para comenzar así una vida en un lugar lleno de posibilidades, sin nada más que hacer fué fuertemente seducido por ese mar de posibilidades que encontraba, fue así como tocó por primera vez un Violoncelo, un tablero de Ajedrez y un gis pastel, fue tan rápido el cambio que, para cuando pudo darse cuenta de la nueva dirección de su vida, se encontraba ya en las finales estatales del torneo de Ajedrez, tenia un asiento con su nombre en la sección de cuerdas de la orquesta infantil de Azén y sus pinturas habían formado ya parte de las exposiciones del centro.

Era al fin reconocido, se salvó así de caer en la locura, expresaba siempre esa melancolía por no haber recibido una razón para sonreír. Él notó que los otros niños llegaban en brazos de sus padres, mientras se sentaba en el centro del jardín para esperar su clase, siempre llegó antes que los demás a donde los demás querían llegar,  pero también notó que en cuanto de separaban de sus padres iban con él, ¿Qué razón existía para que un grupo de similares fueran con alguien tan diferente?

Gracias al ajedrez obtuvo algo que siempre fue su gran arma y castigo: el razonamiento, que acompañado del fruto del club de lectura: cultura, comenzaría en él la cróníca de su vida, el mismo ser en situaciones diversas, al fin lo que llamamos vida.

Eran 6 horas diarias de transformación de un niño común a un artista y un lector empedernido, primero la clase de pintura, luego la de ajedrez, música y al final lectura. A los 2 meses de estar ahí era conocido por los padres de todos sus compañeros y directivos del lugar, de ellos recibió muchos regalos.

Un día sentado en el jardín, cerró los ojos pues llevaba mucho tiempo leyendo y se encontraba cansado, escuchó a una familia pasar y decir "pobre niño", a pesar de todo no mudó la expresión. Al poco rato su maestro de pintura hablo con él:

-Salazar, ¿No crees que pasas mucho tiempo aquí?- preguntó.
-¿Le incomodo?
-No es eso, solo que...
-Usted me está incomodando
-Perdona, pero solo quería decirte que no conozco a tus padres
-Yo tampoco, ¿Qué pasa con eso?
-Que no esta bien
-¿Usted lo está?
-Pues solo pregunto por ellos
-¿Para qué?
-¿Te sientes solo?
-Me siento incómodo
-¿Alguien te cuida?
-¿Cuidarme?
-Si, alimentarte, llevarte a la escuela y escucharte
-Pues no, ¿Usted lo hará?
-No
-¿Qué quiere entonces?
-Que seas feliz
-Yo también quiero ser feliz y se lo deseo a usted, gracias por preocuparse
-Tú eres un niño y mereces que te atiendan y el amor de una familia
-Tengo una alfombra y tantas cosas para entretenerme que no quiero nada más
-Pero eso no esta bien
-Nadie lo está
-Quiero que seas feliz
-[...]
-¿No quieres ser como los demás?
-Nunca, con su permiso- dice molesto y se va.

domingo, 22 de enero de 2012

Salazar #4

Salazar, era alguien muy aseado, después de todo jamás olvidaba cepillar sus dientes por la noche.
Era temprano, recién despertaba era hora de los deberes. ¿Cuántos siendo un niño?. Sólo mantenerse cuerdo solo.

Katalina.- Salazar, ve por tu mochila, debes ir al kinder.
Salazar.- (va por su mochila.).
*Salen en dirección al kinder*

 Se dirige al kinder mientras saltaba de charco en charco, ladrándole a los perros y tocando sus narices, viendo cuanto animal podía, subiendo las rejas del zoológico por el que tenía que pasar cada mañana para llegar al kinder

Salazar era el tipo de niño que no hablaba, solía hacer ruidos extraños mientras jugaba con sus muñecos, pero no decía ni un "pio", no sin que antes alguien le dirigiera la palabra. Solía dibujar mientras estaba en clase y cuando le hacían dibujar pegaba cosas en su libreta, cuando tenia que pegar cosas en su libreta el escribía.
Su sitio favorito para sentarse era el que estaba junto a las ventanas, pues siempre fue distraído, miraba aves y aves pasar desde la ventana...contaba las nubes.

Siempre era mirado por los niños de la otra mesa como si fuese malvado, pero él simplemente les sonreía, a veces se ponía feliz y hacía las burbujas de saliva más grandes que todos sus compañeros, podía hacer las torres de palitos más grandes y bonitas, escupía más lejos que el conserje, en las clases deportivas corría extrañamente, pero más rápido, esto era durante poco tiempo. Salazar tenia pies planos y asma, pero corría açun así, al borde de la asfixia, hasta que su profesor se lo impidiese.

Era al final de todo, aceptado por el resto, podía hacer esas figuras de gatos y bolas que los profesores dejan en clase más rápido que sus compañeros, pues él ya sabía escribir. Su abuelo, un viejo con poco que hacer le había enseñado las letras cursivas, las había dominado poco después de su ingreso al kinder.
Siempre fué fácil, sabía dibujar, pues se enamoraba perdidamente de las caricaturas, cantaba con vigor los temas de entrada, se paraba frente al televisor y se sentaba durante los comerciales; pasar 9 horas solo para un niño de 3 años en el kinder que terminaba la tarea mientras comía exigía mirar el televisor...

Nunca fue el de mejores calificaciones, más bien era el niño de los nueves que vivía a la sombra del niño con dieces, al que todos le decían: -¡Eres tan bueno!-. Mientras que a Salazar le decían: -Sigue esforzándote, que ya lograras lo que él algún día-. Salazar sentía un infinito desprecio a ser comparado y ésto el inicio de su trayectoria académica y un ciclo ya monótono de comparaciones.





martes, 17 de enero de 2012

Salazar #3

Me encontraba solo en una habitación, sobre la alfombra con luz tenue. Armaba algunos rompecabezas, al costado tenía un vaso de leche y un plato de galletas, era una tarde normal, o quizá una mañana, pudo bien ser una noche, el sol nunca me alumbró en esos entonces, solo existía una forma de saber que hora era... Al fondo de su silencio había algo que perturbaba, gritos... ruido de una pelea marital seguramente, no tenía la mas mínima idea...

Antes, acostumbraba llorar, correr con ellos y decir con el alma desgarrada, con fé y lleno de ilusión gritar: -¡No peleen mas!-. Pobre de mí, en ese momento perdí más que el tono uniforme de mi piel, surgieron en mi heridas, hematomas dirían algunos, maltrato le dirían otros, inhumano, hostil, abusivo, imperdonable... Yo le llame error, al principio pensé que fue solo su error, pues pensaron que así no me inmiscuiría más, luego descubrí que fue mi error, el error fue pensar que pensarían mientras estaban enojados. Es así como cada noche sabía que pasaban ya de las 10 pm, al escuchar los gritos de mis padres siempre puntuales, era la señal de que debía cepillar mis dientes, para dormir justo en la recamara adyacente, solo eso.

Con ese procedimiento matas a una persona que acaba de nacer, porque al nacer biológicamente an nos faltan pensamientos, sentimientos y carácter para ser una persona. Cuando comencé por fin a ser alguien, el tener afecciones era lastimoso, solo sentía algo por dos personas y esas dos me lastimaron innumerables veces hasta que los sentimientos se vieron como una carga. Dando así paso a un ser con la idea de que los sentimientos solo permitían dolor, pues jamás tuvo de la convivencia y el compartimiento algo distinto a dolor.

miércoles, 11 de enero de 2012

Salazar #2

A sus cortos años obtuvo el habito de la lectura. En los libros encontró a su primer amigo, y de ellos una de las mas bellas hermosas cosas de la vida, el saber. Su padre contaba con un compendio de libros apenas considerable una biblioteca, pero sin dudarlo una biblioteca selecta y variada, de los mas grandes escritores de aquellos que conquistaban los nobel, de aquellos que esparcieron ideales tan profundos y encarnecidos al ser como las entrañas pero tan aspirantes como el cielo mismo.

Salazar y el libro, las primeras fotografías, las primeras imágenes que de él hubo mientras aún era niño, mientras aún parecía hermoso, dócil. Era un niño, alguien que viene a aprender lo primero que ve y es eso justamente lo que hizo: aprender... Es esto lo primero que se hace en la vida, el aprender a aprender es esencial, pero eso lo aprendió después...

La vida es aprender, aprender es vivir en un mundo en el que solo una persona juzga y mil castigan.







martes, 10 de enero de 2012

Salazar #1

Los Inicios.


El ser comienza...
Eso pienso yo, si no es hasta el momento en el que hablamos y comenzamos a manifestarnos, el habla es la primer forma de manifestación racional que posee un humano, tan importante que sus primeras y últimas palabras son memorables. Es en ese punto donde comienza esta historia...

-Mamá-

Es una de las primeras palabras que muchos decimos, quiza sin razonar su verdadero significado. Una palabra que quizá jamás deseo pronunciar de haber sabido el significado que esta tomaría y con el tiempo ésta va tomando cada vez mas significado y su posibilidad de adquirir un significado es inmensa, cada quien puede mencionar esta palabra según lo que nos haga sentir, sea por nuestra percepción, y es de esto lo que hablaremos justamente, una percepción de un mundo, en el que se vive, una vida, un ser...

-.:Salazar:.-


Hijo de un par de padres, juntos pero divididos, provenientes de familias divididas por discordia y dolor, el niño aislado y rechazado por su propia familia, el que no tiene nada apreciable por los demás, ignorado y odiado de la forma justa en la que se sintiese solo y parte del todo, aparte del todo que nadie quiere.
Usurpado en su pensar, humillado en sus logros, desterrado de su propia cuna, la poca familia que el tenía, jamás la quizo tener: primos que lo golpeaban, tíos que lo insultaban, padres ausentes y unos abuelos que nunca tuvieron importancia. Residente de una casa pobre, con un poco más de lo necesario para vivir, una vida digna de aquellos entonces. Siempre tuvo comida, un techo y una cama, siempre falto de salud, de amor, de motivaciones y de una esencia que busca un por qué, el por qué del vivir. Un joven bien parecido de cabello castaño y lacio, tan lacio como un cepillo de zapatos, ojos cafés, tan cafés como una avellana. Estatura apenas más allá del promedio, un rostro tierno con mejillas amplias y de hoyuelos, de una sonrisa que fácil se deslizaba de oreja a oreja, cejas anchas y labios fáciles de olvidar por la ausencia de algo especial, barbilla redonda y nariz pequeña. Bien parecido.